Jaime

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Diploma Baldor

Evolucionismo vulgar

Iván Jaime Uranga Favela
Por más que uno intente razonar de manera dialéctica, el evolucionismo vulgar nos atrapa y nos convence de torpeza.
Hace poco afirmé que una persona en su infancia adolescencia y adultez es el mismo individuo. Esto es una torpeza. La célula fecundada de 2/10 de milímetro no es lo mismo que el bebé recién nacido. La cantidad de células y la diferenciación en calidad entre ellas que componen al bebé, han sufrido cambios en cantidad y calidad: el bebé es diferente al óvulo fecundado, por más que se trate del mismo individuo. Reconocer los cambios en calidad y cantidad es dialéctica, decir que son iguales porque se trata del mismo individuo es evolucionismo vulgar.
Precisamente, la diferencia entre la medicina común (alopática) y la homeopatía es que la primera está basada en el evolucionismo vulgar, si usted es diabético, es igual a todos los que tienen glucosa en la sangre, se puede controlar, pero no curar. A contracorriente, la homeopatía considera que, aunque usted sea diabético, es un individuo único que desarrolla la enfermedad a su propio modo y, de la misma manera, su curación será a su propio modo. Su cuerpo reaccionará a medicamentos homeopáticos que presenten síntomas similares a lo que usted padece.
Los seres humanos renovamos las células de la piel cada 7 días, las del hígado y otros órganos internos cada 7 semanas, otros órganos en 7 meses, mientras que puede decirse que tenemos un cerebro nuevo cada 7 años. Con esa capacidad de renovación no existen enfermedades incurables, excepto que con su sistema de vida física y psíquica usted continué dañando los sistemas celulares que componen su cuerpo. En esos casos no hay medicina que cure.
Decir que un recién nacido y un adulto son el mismo porque el adulto sigue llamándose igual que cuando era bebé es una torpeza. Pues me acuso de haber cometido esa torpeza ayer. Lo único que es permanente en el universo es el cambio. Los cambios sólo en cantidad, no siempre son seguidos por los cambios en calidad. Pero cuando ambos ocurren en un fenómeno, estamos ante un cambio sistémico del fenómeno, el cual responderá a paradigmas diferentes a los que le dieron origen.
Los cambios químicos dan origen a sustancias que ya no pueden tener el mismo nombre de las que le dieron origen, hay cambio en cantidad y calidad, por tanto el cambio es sistémico. Podemos llamar a nuestra hija de 20 años bebé, pero es obvio que ya es un adulto, sufrió cambios obvios en cantidad y calidad en su cuerpo y psique. El que las personas toleren este tipo de errores de un padre amoroso, no significa que no entiendan la diferencia entre bebé y adulto.
En todas las ciencias, sociales incluidas, es esencial diferenciar el evolucionismo vulgar del cambio dialéctico o sistémico. El que bajo el puente siga pasando agua, no significa que sea la misma agua del mes pasado. La de hoy en el río Sonora lleva sustancias tóxicas de la mina de Cananea, capaz de enfermar y acabar con los seres vivos. Estamos ante un nuevo sistema de agua que arrastra muerte en vez de vida. Imposible que sean iguales. El río se puede seguir llamando igual, pero ya no responde a los mismos paradigmas que el mes pasado.
Pensar que Shylock el usurero del Mercader de Venecia de Shakespeare era igual a los banqueros modernos que se comunican y transfieren dinero virtual a la velocidad de la luz, utilizan robots como cajeros y para controlar los mercados financieros (súper-computadoras) y prestan dinero para que las fábricas construyan más robots, es una torpeza. Pueden seguir llamándose usureros, pero o son iguales. Shylock lucraba con los venecianos, la Omecafi lucra y domina al mundo.

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