Iván Jaime Uranga Favela
La mafia de traficante de influencia que ostentan ser
empresarios y dictan la agenda política desde el Consejo Coordinador
Empresarial y otras asociaciones similares, operan en el ambiente local con
relativa destreza. La abismal diferencia de recursos que ellos manejan respecto
al resto de la sociedad los convierte en intocables. No me refiero solamente a
recursos económicos, sino a las conexiones con todos los poderes fácticos que existen
en México, políticos, legislativos, judiciales y propiamente delincuenciales.
Esto los hace campeones invictos. Solamente pierden cuando en una disputa están
involucrados intereses de algún poder multinacional o de otro mafioso de la
élite a que ellos pertenecen.
En el contexto internacional son muy vulnerables por
lo que su comportamiento es sumiso. Durante los últimos 39 años que es el
periodo de su surgimiento y auge, han apoyado todas las iniciativas que le
permitieron a la oligarquía mafiosa especuladora canalla financiera
internacional (omecafi), desmantelar el Estado-gobierno capitalista mexicano.
De manera muy inteligente la Omecafi les ha permitido figurar como dueños de las compañías estatales que se
privatizaron, alimentando enormemente su ego. Sin embargo, salvo escasas
excepciones, uno a uno termino como perdedor en ese juego que obedece a
paradigmas nuevos que ya no responden a su pensamiento anclado en el sistema
capitalista caduco, basado en la propiedad sobre los medios de producción y
fabricación de mercancías para el mercado. Hoy en el Sistema Omecafi, la producción, comercialización y ganancia, está
dominada por los monopolios multinacionales de capital financiero intensivo,
dónde las reglas del sistema capitalista ya no rigen, porque las decisiones
importantes de poder emanan de los mercados financieros, que se imponen
mediante especulación y usura.
El cambio de
paradigma los tomó por sorpresa, no sólo a ellos, sino al mundo entero,
sucumbieron al canto de las sirenas, a la melodía de la flauta del Flautista de
Hamelín. El dogma neoliberal de apertura de mercados globales libres a la
competencia, dónde la oferta y la demanda decidiría el futuro de la especie
humana, en realidad, a pesar de los millones de páginas que se han escrito, es
que estos mercados libres nunca han existido ni existirán. Nadie puede competir
en igualdad de circunstancias contra una multinacional altamente automatizada y
con capital financiero intensivo, en prácticamente ninguna parte del mundo,
salvo que ellas decidan no estar presentes. Esto anticipa la desaparición de la
mayoría de las empresas todavía regidas por los paradigmas capitalistas de propiedad,
que hoy subsisten como reminiscencias del pasado. En este tema la mafia
mexicana traficante de influencias de manera inteligente ha buscado la
asociación con las multinacionales, lo cual les otorga cierta protección
temporal, es decir, mientras las multinacionales con más poder se benefician, solamente
que el poder en el Sistema Omecafi actual no se comparte, se impone y, desecha
a sus lacayos en cuanto dejan de servirle. La quiebra del banco Lehman Brothers
es un ejemplo.
Como se avanza hacia la concentración del poder y la
riqueza a alta velocidad, el sistema desecha a sus lacayos, mercenarios y
sicarios a un ritmo que los obliga a buscar nuevas áreas de negocio. Todo
recurso natural, conocimiento o valor humano con posibilidades de lucro será
valuado en dinero y comercializado. En este contexto, los sistemas que
sostienen la vida en el planeta están en posición muy vulnerable, anticipando
la desaparición de la especie humana si esto continúa. En la desesperación por
conservar su nivel de vida altamente consumista y derrochador, no les importa
prostituir a sus hijos o vender a su madre, hacer negocios lícitos e ilícitos.
La degradación ética y moral de estos engendros humanos no reconoce aún ningún
límite. Los lacayos, mercenarios y sicarios, por egoísmo y miedo aspiran a ser
Omecafi, la inmensa mayoría no lo conseguirán, pero en el intento son los que mayor
peligro representan para la supervivencia de las especies vivas del planeta.
La mafia mexicana traficante de influencias, salvo
raras excepciones, son perdedores: privatizaron los bancos y terminaron en
manos de multinacionales; privatizaron ferrocarriles y también perdieron;
privatizaron más de mil empresas estatales, unas cerraron y otras están siendo
absorbidas por el capital financiero internacional; ni siquiera las empresas
dónde el capital alguna vez fue 100% de sus padres (porque son juniors) como la Cervecería Modelo, Bimbo, Cemex y otras las
perdieron o están en proceso. Si esto no es ser empresarios inútiles ¿cómo se
llama? No quiero hacer leña del árbol caído, porque no son los únicos
perdedores, ya que los empresarios griegos, irlandeses, portugueses, italianos,
españoles y otros incluso de países desarrollados, viven la misma pesadilla. Está
terminando una época y no queremos entenderlo.
Solamente hablar de la mafia de traficantes de México
que Andrés Manuel López Obrador describe muy bien en el libro “La mafia que se
adueñó de México”, me dan nauseas. Sin embargo, por nefastos que sean, no son
el enemigo principal. Concentrar los ataques solamente contra ellos, equivale a
intentar patear las espinillas de los policías antimotines y los soldados (que
no creo que se dejen). Tenemos que elevar el nivel del análisis y síntesis,
partir de lo general a lo particular, ver la totalidad del bosque para tomar
medidas con cada árbol.
Hay de perdedores a perdedores. Mientras en el nivel
bajo de la sociedad nos preocupa que vamos a comer hoy, los empresarios medios
tienen que preocuparse por la nómina de sus empleados, la servidumbre de sus
casas, los abonos de la flotilla de autos y camiones, las materias primas, las
refacciones, pagar las cuentas abultadas de las tarjetas de crédito, vender con
utilidad las mercancías que se acumulan en las bodegas, etc. El nivel de vida
nos crea necesidades, la mayoría de nuestra oligarquía doméstica esta a la baja
en la satisfacción de dichas necesidades, solamente la “Mafia que se Adueñó de
México” conserva cierta posición desahogada. Prevalece en el pensamiento
colectivo la creencia de que una vez que termine la crisis “capitalista” las
cosas volverán a ser como antes. Siento aclararles que el capitalismo
industrial no regresará.
El Fondo Monetario Internacional ha documentado 147
crisis a partir de 1970, es decir, a razón de 3.4 conflictos de cambio por año.
Millones de unidades productivas de mercancías fueron cerradas en todo el mundo
y millones de trabajadores enviados al paro. En los países desarrollados
ocurrió una desindustrialización y los ciudadanos se encuentran entre los más
endeudados del mundo. ¿Qué significa esto? Que las crisis es el modo como el
nuevo sistema Omecafi está desmantelando las viejas estructuras que impiden su
crecimiento y la imposición al mundo de los nuevos paradigmas. ¿Qué raro? El
alto índice de crisis comienzan con la guerra de Vietnam en curso, un año antes
de la derogación del tratado de Bretton Woods, la desaparición del patrón oro y
el nacimiento del dinero deuda en 1971. Con el sistema financiero a la cabeza incorporando
de manera masiva la informática y la comunicación electrónica a sus
operaciones.
La
“Mafia que se Adueñó de México” seducida por la Omecafi con el dogma
neoliberal, a pesar de ser excesivamente eficiente para aplastar al pueblo de
México, no se da cuenta que al hacer el trabajo sucio a la oligarquía mafiosa
especuladora canalla financiera internacional, está socavando su propia base de
sustento, mientras se queda con las manos vacías. Posiblemente
algunos todavía compartan buena parte del botín de las privatizaciones, pero se
están acabando los activos estatales con posibilidad de venta. Quedan partes de
CFE y PEMEX, pero lo demás es una miscelánea de productos sin peso en el
mercado. El 30% del presupuesto federal tiene origen en PEMEX, al vender lo que
resta habrán terminado de cavar su propia tumba. Los levanta-dedos del Congreso
se felicitan por las reformas a las leyes que aprueban, cuando 30 centavos de
cada peso que ganan se perderán. Nos dicen que el Producto Interno Bruto de
México crecerá por la privatización de PEMEX, medio por ciento que no sirve
para nada (BBVA).
Prisioneros
de su propia estupidez continuarán cooperando con la omecafi a la entrega de
los pilares que sostienen su mundo, que los desechará sin duda. Aplastando a su
pueblo, mintiéndole, robándolo y cavando su propia tumba. En los dogmas que se
enseñan en el ITAM, el CIDE y las universidades extranjeras no encontrarán
buenas respuestas para un buen futuro de ustedes y su familia. Mucho menos para
la conservación de la especie humana en el planeta. Enfrentados a su pueblo,
base de sustento de sus privilegios que hoy tienen, caminan rumbo al fracaso.
La única salida que tenemos frente al omnipotente poder de la omecafi es
trabajar juntos, pueblo y los mafiosos que deseen reivindicarse, elevar la
consciencia, aprender juntos a leer la realidad, juntos escribir la historia y
avanzar en la construcción de un mundo mejor. Tendrá que ser por la vía
pacífica o no será.
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