Medicina y el derecho a elegir terapia
Por Jaime Uranga
Los grandes negocios farmacéuticos son sociedades anónimas cuyo fin es el lucro o ganancia[1]. Cada año los estados financieros de su operación muestran incrementos sustanciales en las utilidades, de las que derivan sueldos y prestaciones de sus directivos y empleados.
Generalmente, estas empresas no están dirigidas por médicos, sino por financieros. La mayoría cuentan con verdaderos ejércitos de vendedores que persuaden a los médicos, grandes presupuestos publicitarios que agobian con anuncios al público y agresivos promotores que gestionan en los congresos de todos los países –sobre todo los más poderosos económica y militarmente-, para que aprueben leyes en su favor, que incrementen sus ventas y por consiguiente las utilidades de su empresa[2]. ¿Y la salud de sus clientes? Bien gracias.
El arma de ventas más poderosa son los convenios de investigación con las Universidades, inciden en los planes de estudio y la formación de los futuros médicos. Es tal el grado de enajenación a que someten a los estudiantes, que les hacen creer que son “científicos” por el sólo hecho de prescribir sus productos “medicinales” y practicar las terapias recomendadas por ellos.
El siguiente eslabón de la cadena son los Sistemas Sociales de Salud, los hospitales particulares y los médicos generales particulares, quienes están firmemente convencidos de que la medicina que practican es “científica” y que todas las demás terapias son puras charlatanerías.
Sin embargo, algunos médicos honestos que observan los resultados obtenidos por los supuestos “charlatanes”, investigan, ahondan en el estudio, practican y se convierten a la homeopatía y el naturísmo. Precisamente, algunos de los mejores médicos homeópatas han sido los conversos, gracias a los cuales millones de personas han accedido a una mejor calidad de vida.
El último eslabón de la cadena del negocio de los comerciantes de la salud (laboratorios transnacionales principalmente), somos[3] los científicos superficiales, los que pensamos que con leer el prologo y el índice de un libro, ya sabemos todo el contenido. Mareados por los medios masivos de comunicación, aceptamos “verdades científicas” impuestas y desarrollamos prejuicios letales para nosotros y la humanidad.
Finalmente, al ser la salud uno de los negocios más lucrativos del mundo, podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la medicina oficial esta plagada de mentiras y prejuicios, esto la hace la más anticientífica del planeta.
Sin demeritar que hay más responsabilidad en los que más saben o estudian sobre la salud, la culpabilidad de palabra, obra y omisión, recae definitivamente en todos y entender que:
1. Las instituciones de seguridad social (ISS) fueron creadas con las aportaciones de la sociedad entera y pertenecen a los que aportan parte de su sueldo para mantenerlas, pero, de alguna manera, están secuestradas por los ministerios de salud, asociaciones médicas, Universidades, Organización Mundial de la Salud y los laboratorios transnacionales.
2. Los dueños de las instituciones de salud, es decir, la sociedad, que las mantiene, como patrones deberían decidir el tipo de tratamientos y la filosofía de atención que desean recibir. Sencillamente, en el capitalismo el que paga manda.
3. Se argumenta que funcionarían mejor en manos de empresarios privados, pero en México hace mucho que no hay empresarios, es un estrato de la sociedad que se extinguió, junto con infinidad de pequeñas y grandes empresas. Sucumbieron a manos de los especuladores financieros y los traficantes de influencias que se apropiaron o desmantelaron todas las ramas productivas.
El tercer enunciado ha avanzado a grandes pasos en los gobiernos neoliberales, porque han privilegiado el avance de los traficantes de influencias, la corrupción política y la especulación financiera con las cuotas que paga la sociedad para la seguridad social. La idea es hacerlas quebrar y decomisar todos los inmuebles, la infraestructura y las cuotas.
Ni a quién quejarse, lamentarse simplemente no ayuda. Este escrito es un llamado de atención a la sociedad para que asuma su responsabilidad, ponga en práctica el segundo enunciado, recupere las instituciones de seguridad social y las ponga a su servicio.
Es condición esencial liberar del secuestro a que están sometidas las instituciones de seguridad social, pero ¿Como hacerlo?:
· Primero empezar por que los pacientes decidan el tipo de medicina con que quieren ser atendidos. Homeopatía, acupuntura, fitoterapia, etc., empezando por que en cada clínica exista un consultorio de homeopatía y otro de medicina alternativa.
· Establecer convenios de investigación con las escuelas que ofrecen carreras de medicina homeopática y alternativa, para su desarrollo, es decir, liberar a las ISS poco a poco de los laboratorios transnacionales.
· Instituir hospitales multidisciplinarios, dónde el paciente pueda ser atendido con la terapia que el decida o bien de manera holística.
Sería bueno recordar que: “La medicina está enferma porque no es integra y no es integra porque no es honesta.” (Dr. James T. Kent)
“La salud y vidas de centenares de millones de personas y las economías de todos los países son mantenidas cautivas por las inversiones farmacéuticas "negocios con la enfermedad." Las compañías farmacéuticas gastan el doble de la cantidad de dinero en comercializar drogas que lo que invierten en investigación real.
Hasta ahora, la industria farmacéutica se ha presentado como un benefactor de la humanidad sin la cual no podría existir ninguna sociedad moderna.” http://www.masternewmedia.org/es/2007/05/19/la_industria_farmaceutica_y_el.htm
En este mismo tenor el Dr. Watson, premio nobel por la determinación del ADN fue más duro, cuando le preguntaron los periodistas sobre el programa nacional del cáncer, dijo: es un montón de mierda. El Dr. Watson sirvió dos años en la junta consultiva nacional del cáncer en los EEUU. A la que renunció por motivos obvios. “La medicina oficial interpone los intereses económicos a los intereses de la salud”.[4]
“La quimioterapia es un negocio sumamente lucrativo para los médicos, los hospitales y empresas farmacéuticas, Ese es el obstáculo número uno para todo progreso en oncología. Alguien que recibe un diagnóstico de cáncer se enfrenta a una enorme presión del sistema sanitario para que inicie un tratamiento que incluye cirugía, quimioterapia y/o radiación, en varias combinaciones. En pleno estado de miedo y conmoción muchas personas no pueden competir con la abrumadora autoridad médica, quien presume de una rigurosa investigación científica, sin reparar en que todo este protocolo de investigación obedece a los intereses del capital farmacéutico. Finalmente los oncólogos que trabajan en los hospitales están para cumplir esquemas de tratamiento diseñados desde las más altas esferas del poder, para eso los contratan y para eso les pagan.” (Dr. Watson)[5]
Esta es la medicina “científica”, en esto se gasta todo nuestro dinero el sistema de salud que permanecerá secuestrado si continuamos permitiéndolo.
Se debe luchar para que este punto figure en el programa político de cualquier partido que solicite el voto de la sociedad para gobernar.
[1] Los dos grandes laboratorios en 2008 aproximadamente ganaron: Pfizer $11 mil millones de dólares; Glaxo $16 mil millones de dólares. http://www.reuters.com/article/2008/07/23/us-pharmaceuticals-results-idUSL2392065320080723
[2] En el año 2000 todas las farmacéuticas gastaron en publicidad 15 mil millones de dólares. http://www.cherada.com/articulos/algunas-cifras-del-big-business-de-la-industria-farmaceutica
[3] Yo me acuso de actuar algunas veces de esta manera, porque es la posición más cómoda, creer sin observar o investigar, seguir la ley del menor esfuerzo, opinar basados en prejuicios.
[4] Citado por el Dr. Guadalupe Chávez Torres, en “La guerra contra el cáncer”, revista Razones, años 4, No. 38, Abril 2010.
[5] Ibid.
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