Iván Jaime Uranga Favela
Es sorprendente que a pesar de no tener una concepción avanzada de la
lucha de clases en el mundo, los defensores de la especie humana y su calidad
de vida, también llamados de izquierda, hayan avanzado tanto, llevando a países
como Uruguay, Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba
entre otros, a desafiar al sistema de dominación mundial en América.
¿Por qué no tienen una concepción avanzada de la lucha clases?
Sencillamente porque se quedaron en el pensamiento del siglo XIX.
Cierto, el pensamiento marxista no pudo ser superado por ningún pensamiento en
esa época. Lo cual no significa que, las condiciones y fenómenos que ocurren en
el mundo actual, no hayan superado al pensamiento de esa época, con nuevos
fenómenos y condiciones distintas. El teórico más consecuente con la ideología
del fin de la historia es Fukuyama, pero no es único, tiene un gran número de
seguidores en el mundo, sus mismos críticos, de la izquierda “avanzada” y filósofos
de renombre intelectual, apoyan su teoría. Pueden criticarlo, pero en la
práctica son sus seguidores.
Según estos pensadores, resulta que la lucha de clases no ha superado la
contradicción de proletarios y burgueses. El sistema capitalista llegó hace más
de 300 años para quedarse, por los siglos de los siglos. Y, no ha sido capaz de
engendrar en su seno nuevas clases sociales, pues eso en la práctica, aunque
digan otra cosa, equivale al fin de la historia.
Esta concepción retrógrada del mundo, frena el avance de la humanidad.
Mantiene, en la sociedad, la lucha antagónica de clases cuya contradicción ha
pasado a segundo plano, los burgueses hace cien años que no son la clase social
que manda al globo, debido al advenimiento de nuevas clases antagónicas, pasaron
de victimarios a ser víctimas pauperizadas junto con el resto las clases
sociales que en el pasado han dominado el mundo, entre ellas la clase
imperialista, que ha cedido el poder a la nueva clase social que domina el
orbe, es decir, la oligarquía mafiosa especuladora canalla financiera
internacional (Omecafi).
Los países que he mencionado en América, se encuentran sumidos en una
feroz lucha de clases, infelizmente, la contradicción principal se libra no con
el enemigo de todos, la Omecafi, sino entre clases que deberían ser aliados.
Esta lucha ha fortalecido en gran medida a la Omecafi, porque le proporciona
millones de mercenarios gratuitos (los tontos útiles), que al debilitar a los
gobiernos de izquierda piensan que avanzan. Fatalmente, la Omecafi si tiene
conciencia de clase, es inteligente y sabe distinguir a los enemigos de los
amigos.
Las oligarquías locales de esos países compuestas de clases sociales que
en el pasado dominaron, no tienen esperanza, por más esfuerzo que hagan, nunca
dejaran de ser mercenarios o sicarios de la Omecafi, porque aunque reciban
parte del botín, el verdadero poder no se comparte, serán desechadas cuando no
sirvan a los intereses del amo, deberían saberlo. Hoy son carne de cañón.
Qué Don José Mújica diga que el capitalismo está agotado, ya es un
avance en la concepción del mundo, ojalá muchos lo sigan.
Viví en un movimiento llamado Tierra y Libertad, en Monterrey,
México (1975-1979). A los que fuimos a la escuela (yo soy ingeniero) se nos
tachaba de pequeño-burgueses, a los dueños de una tienda se les decía
burgueses, si tenías un auto comprado en abonos, eras un burgués, en fin. Había
muchas contradicciones artificiales creadas por una concepción equivocada del
mundo. Erróneamente se pensaba en términos de que el sistema capitalista estaba
más vivo que nunca, cuando los capitalistas eran tan explotados por el sistema
imperante, al igual que las demás clases explotadas de la sociedad. Habían
pasado más de 70 años que el capitalismo perdió el poder. El imperialismo había
comenzado su declinación (guerra de Vietnam, dinero deuda, poder financiero
avanzando). Si los dirigentes del pueblo no tienen un buen diagnóstico del
sistema mundo en que viven (teoría revolucionaria), cometen el error de
multiplicar a los enemigos. Aliados naturales, son empujados, por el rechazo, a
ser lacayos, mercenarios y sicarios a las órdenes del sistema dominante. Una
revolución precisa de la cooperación de toda la gente que tiene experiencia en
producción, construcción y comercio entre otros. Tacharlos de pequeño
burgueses, o burgueses, los manda al bando enemigo. El enemigo, bien que sabe
aprovechar esas fallas. Confieso que no conozco bien las condiciones de Venezuela,
pero me he encontrado con gente, que por ningún motivo debía estar en la
oposición. Entonces algo está fallando. Los terratenientes, los empresarios
medios y pequeños, los comerciantes, son tan explotados como el pueblo en
general. La oligarquía mafiosa especuladora canalla financiera internacional (Omecafi) que hoy domina el mundo, nos
explota a todos, si algunos viven mejor que otros, es parte de la estrategia de
dividir a la sociedad, favorece a los que le sirven y aplasta a los que se le
oponen. He leído a Heinz Dieterich y su socialismo del siglo XXI, es muy pobre
su teoría, aunque sea alemán. Estoy en la lucha desde hace 47 años, pero he
mantenido un perfil bajo, para investigar y encontrar certezas.
Esos que llamaban en Tierra y Libertad pequeño burgueses, somos los
estudiantes del Movimiento Estudiantil del 68, que hemos mantenido en alto la
bandera de la oposición. Casi no hay movimiento popular, dónde no haya un
ex-movimiento del 68. Así que, resultó que los pequeñoburgueses han sido
revolucionarios toda su vida.
Pensar
que ser pobre es ser revolucionario, es un error, los obreros de los sindicatos
de México, son lo peor de la sociedad, con honrosas excepciones. Las
condiciones en que se encuentra México, son bien merecidas por la sociedad
entera. Seguimos el camino de Colombia, no porque los gringos sean malos, que
lo son, sino porque hemos hecho todo lo posible como sociedad para seguir los
pasos de un narco-estado.